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Eve (Spanish)

Según el Génesis, Eva es la primera mujer; ella y su compañero, Adán, desobedecen a Dios y quedan relegados a una vida difícil fuera del Edén.


Martiros Saryan
Martiros Saryan

Eva

Autor: Carol Meyers
Traducción: Ruth Iliana Cohan (Asociación Bíblica Argentina)

¿Cuáles son algunas de las apreciaciones comunes sobre Eva y de dónde provienen?

Eva es probablemente la mujer más conocida en la Biblia Hebrea. La historia de Eva en Génesis 2-4 ha tenido una enorme influencia en la vida y rol de la mujer durante miles de años. Como la primera mujer, según la historia bíblica, Eva representa a todas las mujeres. Claro, ella es una madre –“la madre de todos los seres vivos”, como se la llama en la narración bíblica– y, de hecho, representa el potencial materno de la mujer adulta. Pero también se la llama pecadora y seductora, además se la considera secundaria y subordinada al hombre. 

Aunque estas etiquetas y puntos de vista en realidad no son propios de la historia bíblica. Así como no hay una manzana en el relato del Edén –la designación de la manzana proviene de fuentes extra-bíblicas–, estas percepciones negativas son resultado de traducciones e interpretaciones posteriores del hebreo original. Estas interpretaciones posteriores provienen de contextos muy diferentes al de la sociedad israelita de la edad de Hierro (aproximadamente 1200 a 1600 a. e. c.), y transmiten ideas que resuenan en sus propias culturas. Una mirada más cercana al relato bíblico en sí, incluso en su traducción al inglés, muestra, por ejemplo, que la fechoría de los primeros humanos nunca se ha llamado pecado y que la primera mujer le da al primer hombre una fruta –nunca lo seduce ni lo tienta. 

¿Qué podemos aprender de la Eva “real” del relato bíblico?

Dejando de lado las percepciones comunes, surgen del relato aspectos muy diferentes. Por ejemplo, aunque la traducción al inglés lo hace difícil de ver, el primer ser humano no se llama “el hombre” (the man), sino más bien “el humano” (the human), un término de género incluyente. Sin duda, la palabra hebrea es ‘adam, que juega maravillosamente con la palabra ‘adamah, el suelo arcilloso del que está hecho el humano. Y, sin el artículo definido, ‘adam se convierte en el nombre del primer hombre. Pero en la Biblia hebrea es principalmente un término genérico, como lo es en la narrativa del Edén hasta que Dios realiza una cirugía cósmica en este primer ser vivo, tomando uno de sus lados (es decir la mitad, no la costilla) para formar un segundo ser. Entonces adquieren género “hombre” y “mujer”. La cercanía absoluta de ser originalmente uno se refleja entonces en la relación de una mujer y su esposo. 

Un aspecto de este vínculo femenino-masculino también se expresa en la frase ‘ezer ke-negdo, “contraparte adecuada [o poderosa]”, que describe la relación pretendida de la mujer con el hombre. El hebreo no da ningún indicio de subordinación ni de personal auxiliar. La mujer y el hombre forman una asociación complementaria para que juntos puedan establecer y mantener un hogar en el desafiante entorno como el que enfrentaban todas las familias de agricultores israelitas. De hecho, lo primero que hacen los humanos en el jardín es comer algo de fruta, lo que está relacionado con un tema importante del relato. No se trata solo de los inicios de la vida humana, sino también de la importancia de los alimentos para la supervivencia humana. Las palabras “comida” y “comer” provienen de la misma raíz en hebreo y aparecen repetidamente (en contraste con la ausencia de “pecado”), creando un enfoque temático sobre la comida. Después de todo, lo primero que Dios le dice al primer ser humano se refiere a la comida.   

Al imponer castigos a la primera pareja, Dios asigna a la mujer muchos embarazos, un rol adecuado a la necesidad de niños en la vida agraria y también frente a la alta tasa de mortalidad infantil en los tiempos bíblicos, y trabajo duro, otra estipulación apropiada para la ardua vida de los campesinos. La palabra que se utiliza para “trabajo” es exactamente la misma que se usa para señalar el destino de la labor agotadora del hombre. (Las traducciones típicas en inglés mencionan “dolor en el parto” [pain in childbirth] que tergiversa el hebreo. Una traducción más precisa es “Haré grande tu trabajo y muchos tus embarazos”). La dominancia masculina prescripta para la vida después del Edén se refiere a las relaciones sexuales, no a los arreglos sociales o legales; los hombres controlan la sexualidad de las mujeres debido a la reticencia de las mujeres a tener muchos embarazos, dados los peligros de mortalidad materna e infantil en la antigüedad bíblica.

El castigo no es el final para la historia de Eva. Ella aparece en su rol maternal después de la partida del Edén, cuando da a luz al primer humano nacido naturalmente, Caín. Sin embargo, el lenguaje bíblico habitual para informar que una mujer ha dado a luz no aparece en el anuncio del nacimiento de Caín. Más bien, Eva proclama que ella ha creado a un hombre junto con Dios. 

  • meyers-carol

    Carol Meyers is the Mary Grace Wilson Emerita Professor of Religion at Duke University. An archaeologist as well as a biblical scholar with a special interest in gender in the biblical world, she has served as a consultant for many media productions dealing with the Bible. Her hundreds of publications include: commentaries on Exodus and on several biblical prophets; an edited reference work, Women in Scripture: A Dictionary of Named and Unnamed Women in the Hebrew Bible, the Apocryphal/Deuterocanonical Books, and the New Testament (Eerdmans, 2000); and Rediscovering Eve: Ancient Israelite Women in Context (Oxford University Press, 2013).